Irlanda y algo más. REINO UNIDO

Con todos los artículos comprados para acampar y el auto en pendiente por tanto cargamento, salimos en ferry del puerto de Dunkerque al norte de Francia, cruzando el canal de la Mancha, hacia Dover en Inglaterra.

[ Cliffs of Moher. Irlanda ]



Con lo primero que nos topamos la noche anterior a salir desde Dunkerque fue un cambio con respecto a los horarios a los que estábamos habituados. Los campings cierran temprano, a las 20 hs y a veces antes, así que la mayoría de los que fueron pensando en llegar tarde en la noche a un camping terminaron durmiendo en un P, que es un sitio al costado de la ruta donde se puede estacionar destinado mayoritariamente para camiones, donde hay baños y a pesar de que no se puede acampar ni cocinar, en alguna que otra ocasión se hace. 

Otros nos quedamos en un Formule 1 o similar, hoteles económicos al costado del camino que se encuentran fundamentalmente en Francia.  A la noche, luego de las 22, la recepción de estos lugares está cerrada pero se puede adquirir una habitación mediante una máquina ubicada fuera de la recepción. Se paga por 2 personas y entran 4, dos en cada cama, A veces hay cuartos para 3 donde entran 5, pero ese día no había.

Esta es una excelente opción ya que tiene baño, ducha fuera del dormitorio y pileta dentro de las habitaciones.

Al otro día, para no levantar sospechas, se sale de a dos y al rato los dos restantes y nadie pregunta nada. Un pique que ha pasado de generaciones en generaciones que fue nuestro  recurso esa noche.

Con lo que nos había sucedido la noche anterior, al llegar a Inglaterra decidimos hacer pocos kilómetros y encontrar un lugar para dormir y poder seguir el viaje a la mañana temprano. 

La mayoría de los lugares que encontramos para acampar con el GPS eran muy sencillos, mayoritariamente granjas que alquilaban parcelas sin luz y a veces pagando extra, ducha caliente.



Manejar por la derecha en Inglaterra al principio es un poco aterrador, pero después uno se acostumbra. En el ferry nos enteramos que las normas de manejo en Inglaterra nos exigían comprar varios artículos para el auto, como para no encandilar y demás, pero no lo hicimos y no tuvimos ningún problema.


La segunda noche pasamos por Liverpool ya que de allí partía el ferry a Irlanda. Liverpool resultó una ciudad inesperadamente vacía, suponemos que debido a las vacaciones de verano. Ya que mencionamos el verano, ¡fue un error haber enviado a casa todo lo de invierno pensando que iba a hacer calor! Todos los días llovió e hizo frío y parecía un chiste ver los bikinis en los escaparates de las tiendas. A excepción de Londres donde estuvo soleado y pudimos hacer uso de los shorts y musculosas.

Volviendo a Liverpool, a la madrugada nos fuimos al puerto para cruzar a Irlanda, con la intención de comprar los tickets allí. Eso no lo recomendamos. Es caro y además tuvimos que esperar a que ingresasen todos los vehículos y cuando por fin corroboraron que hubo autos que compraron el ticket y no se presentaron, recién pudimos entrar. El ferry tiene cena y desayuno y te otorgan mantas y almohadas pero de haber sacado todo con anticipación hubiese sido mejor. La página de directferries es un buen lugar para hacerlo.



En Dublín, luego de buscar alojamiento, algunos de nosotros se alojaron en el centro y otros en un camping a 13 km de la ciudad. Por lo que estuvimos viendo, no había alojamiento barato disponible en el centro de la ciudad. De lo más económico era el Hostel International a €16 la noche con carnet de socio pero estaba lleno. Eso es otra cosa para prever con tiempo, el alojamiento.

Con las bicicletas las distancias se hacen más cortas y 13 km no nos significaba mucho, así que acampamos en el camping Camac Valley Tourist Caravan en las afueras, e íbamos y veníamos desde allí. Dublín tiene muchas ciclovías y es bastante amable andar en bici.  

Por recomendaciones de una amiga que vivió allí y otros amigos que estuvieron de paso,  visitamos la zona del Temple Bar, zona colmada de bares y música dentro y fuera. Una fiesta constante, más cuando fuimos que era fin de semana.

 [ Temple Bar. Dublín. Irlanda ]

Algo con lo que nos quedamos con ganas de visitar era la Biblioteca del Trinity College, construido sobre un viejo monasterio en 1592 y que alberga 200.000 libros antiguos, pero no dimos con los horarios.

Un bar típico irlandés, más barato que los que están en la zona del Temple Bar y prácticamente sin turistas es el bar The Celt en la esquina de Talbot street y Gardiner street lower, al norte del río Liffey. Un bar con una onda increíble, muy recomendable.


[ The Celt. Dublín. Irlanda ]

Un barrio que nos gustó mucho, industrial, fue el de la vieja destilería Jameson, con típicas viviendas. Obviamente, fuimos a la destilería a ver si podíamos entrar con el carnet de prensa en el museo, que era una de las actividades que el Pollo quería hacer, ya que además de la explicación de la historia de la marca y el proceso de fabricación, el tour termina con una degustación comparativa entre los whiskys más vendidos de Escocia, Estados Unidos e Irlanda. El carnet de prensa funcionó y nos ahorramos los €15 que vale cada entrada. A la salida, te invitan con un whisky o un trago, así que los dos muchachos del grupo, entre la cata y la bebida cortesía, salieron zigzagueando esa mañana.

 [ Old Jameson Distillery. Dublin. Irlanda ]

No visitamos la cervecería Guiness ya que no nos la recomendaron pero creemos que podríamos haber ingresado también con el carnet de prensa sin problema alguno.


Dublín, por lo que llegamos a percibir está colmado de gente joven, mucha fiesta y además, mucha gente hablando español. Supusimos que seguramente eran aquellas personas que hacen el curso de inglés allí, ya que esta ciudad es un destino característico de ese tipo de cursos.

Al día siguiente salimos hacia los Cliffs of Moher, a 280 km de Dublín, una atracción natural cuyos acantilados se elevan a 214 metros y se extienden 8 km sobre el Océano Atlántico. Un lugar extraordinario, con una potencia increíble, una sorpresa de la naturaleza, sublime, de esos lugares que te hacen sentir lo pequeño que es uno en el mundo.

[ Cliffs Of Moher. Irlanda ]


Antes de partir hacia Escocia pasamos por el pueblo de Howth, otra recomendación de esta amiga que ya nombramos. Es un pequeño pueblo portuario a 30 km de Dublín. Allí comimos en la cadena Beshoff Bross  dos platos clásicos de la comida del Reino Unido: Scampi & Chips (langostinos rebozados con fritas) y Fish & Chips (pescado rebozado y fritas). Si bien cada plato cuesta casi €10, un plato alcanza para 2 personas. 
Como es un local solo para llevar decidimos ir a comer a la “rambla” mirando los barcos. Al sentarnos vimos como de a poco nos iban rodeando miles de gaviotas listas para atacar el mínimo pedazo de comida que se pudiese caer. Tan así fue, que al Pollo se le ocurrió apuntar al cielo con una papa frita y sufrió el ataque inmediato de una gaviota que sobrevoló nuestras cabezas. Eso hizo que el acecho fuese aún mayor. Uno de nosotros, en un descuido dejó su comida para ir a tirar algo a la basura lo que provocó el inmediato bombardeo de gaviotas que, cual kamikazes, se lanzaron formando una bandada de gaviotas hambrientas de la cual nos tuvimos que alejar corriendo antes de salir damnificados.


[ Howth. Irlanda ]

Desde allí manejamos hacia Irlanda del Norte para tomar el ferry hacia Escocia para luego ir descendiendo hacia Londres, pero eso lo relatamos en el siguiente post... 

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