Al optar por ir al parque Yosemite, no nos alcanzó el tiempo para transitar por la panorámica Pacific Coast Highway, también llamada Cabrillo Highway que une San Francisco con Los Ángeles por el litoral costero; tal como nos sugirió una uruguaya, que hace años que vive en Los Ángeles, y a la que conocimos resguardándonos de la lluvia en el Gran Cañón.
Sin embargo la otra mitad del grupo de amigos optó por hacerla.
[ Monterrey - Santa Bárbara. California. Foto: Lali Cabrera ]
Sin embargo la otra mitad del grupo de amigos optó por hacerla.
[ Monterrey - Santa Bárbara. California. Foto: Lali Cabrera ]
Por lo que nos transmitieron, organizar salir por la mañana de San Francisco para llegar por la noche a Los Ángeles es un plan muy ambicioso.
Santa Cruz, es una de las primeras paradas obligatorias, la que luce la típica imagen de película del parque de diversiones sobre el muelle junto a la playa.
El tramo Monterrey - Santa Bárbara es lo mejor de la ruta, increíble según sus anécdotas. Las mejores vistas, los acantilados sobre el pacífico. Más adelante, el Bixby Bridge, monumental, imperdible.
Posteriormente, cuando la ruta comenzaba a hacerse más angosta y a flanquearse por árboles y montañas surge el Big Sur, región donde la Sierra de Santa Lucía se eleva abruptamente ofreciendo unas panorámicas impresionantes. Los Padres National Forest es un bosque de casi 8.000 km2, ideal para hacer senderismo y acampar. El camping Big Sur invitaba a establecerse varios días allí.
Por último Santa Bárbara, también muy bella y pintoresca, al igual que Ventura donde además, sobre la costa existen algunos bares muy baratos recomendables para comer contemplando el paisaje.
[ Santa Bárbara. California. Foto: Lali Cabrera ]
En lo que respecta a Los Ángeles, tal como habíamos leído previamente en algunos textos de facultad, a diferencia de las demás ciudades, ésta no tiene un centro definido sino que se compone de un continuo urbano de considerable extensión (19 suburbios unidos por una compleja red de rutas y autopistas). Eso sumado a la presencia de la industria cinematográfica centrada en Hollywood.
Nuevamente en esta oportunidad reservamos alojamiento a través de la aplicación Hotwire, ya que los hospedajes nos resultaron un tanto excedidos de nuestro viático. Lo que conseguimos fue un hotel que quedaba bastante alejado del grueso de obras a visitar. La palabra alejada no es del todo adecuada ya que las obras se encuentran distantes las unas de las otras, y en eso hacemos hincapié, y es casi imposible el traslado sin un vehículo propio. Aquí nuevamente corrimos con el mismo dilema del estacionamiento que en San Francisco.
Igualmente ya allí, habiendo transitado varios puntos de Los Ángeles, consideramos que la mejor opción hubiese sido reservar con tiempo y alojarse lo más cerca posible de Santa Mónica, a 30 minutos de Los Ángeles. Lo mencionamos porque a diferencia de muchos de los lugares por los que transitamos, no todos están pensados para los peatones o tienen un lugar por el cual caminar por las noches. Eso sí lo tiene Santa Mónica, este destino turístico localizado a orillas del Océano Pacífico, que además de la playa tiene un centro urbano consolidado cuya actividad nocturna se incrementa a medida se acerca la temporada.
Ya que mencionamos Santa Mónica, les contamos que transitamos por el Pier Carousel, un pintoresco muelle, final de la popular Ruta 66 y escenario de numerosas películas, en el cual se encuentran diversos restaurantes y un parque de diversiones.
[ Pier Carousel. Santa Mónica ]
Hacia el sur, también sobre el Océano Pacífico, se ubica Venice Beach, con una dinámica peatonal sobre la playa, muchos locales gastronómicos, tiendas, canchas de todo tipo, pistas para skaters y ciclistas y por sobre todo, gente joven.
[ Venice Beach. Los Ángeles ]
Además, transitamos los tradicionales puntos turísticos como Hollywood Sign (famoso letrero gigantesco situado en la colina del Monte Lee) y the Walk Of Fame (Paseo de las Estrellas), los que, personalmente recomendamos como última actividad ya que si no los visitan, no se pierden de nada.
Una tarde nos detuvimos en el Museum of the Holocaust emplazado en el Pan Pacific Park, día muy muy particular ya que allí conocimos a Candance Culp, una escritora acompañada por sus dos perros con la que hicimos una buena relación. La extraordinaria amabilidad de Candance resultó en una visita guiada, dirigida por su vieja amiga Roberta, a la casa Goldstein a efectuarse el día siguiente. Este hecho merece un post aparte dada la relevancia del mismo.
Con agenda previa logramos conseguir hora para visitar la imprescindible Eames House & Studio, una gran obra de Charles Eames y su mujer Ray, realizada dentro del programa denominado Case Study Houses. Este fue un proyecto llevado a cabo y auspiciado por la revista de arquitectura Arts and Architecture de California que proponía una nueva tipología a desarrollar, nuevos materiales y nuevas técnicas constructivas. Este hito arquitectónico es un ejemplo de vivienda modular de fácil fabricación y montaje, sencilla, de pequeña escala y de bajo presupuesto.
El ingreso para estudiantes es gratuito e incluye, además, visita guiada. Cabe mencionar que no se permiten tomar fotos del interior, si del exterior.
[ Eames House and Studio. Ray Eames. 1949 ]
El último día que nos restaba de U.S.A., algunos amigos decidieron hacer unos kilómetros hasta San Diego para visitar el Salk Institute For Biological Studies, una de las obras más influyentes del arquitecto Luis Kahn. Si bien el equipo docente nos había transmitido que se debía de reservar con un mínimo de 7 días de antelación, ellos, sin ningún tipo de reserva lograron ingresar de igual modo y no hubo inconveniente alguno.
[ Salk Institute For Biological Studies. Luis Kahn 1965. Foto: Mari Lorenzo ]
Así finalizó nuestro periplo de 28 días por U.S.A. que personalmente nos dejó mucho más de lo que pretendíamos e imaginábamos.
Partimos hacia Japón, casi con la misma ansiedad con la que nos fuimos de casa el primer día de viaje.
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